Como el plagio nos daña a todos.

02 agosto 2013

Cuando creamos un producto, seamos conscientes o no, nos inspiramos en cosas que otros han creado antes. Es casi inevitable, a no ser que seas un súper genio súper innovador. El diseño está impregnado de los gustos y experiencias del diseñador, y es muy difícil obviar pasiones y modas. Pero hay una fina línea (vale, a veces no es fina, es un muro de Berlín en toda regla) entre el inspired by y la copia burda. Y hoy estamos rodeados de copias, de imitadores sinvergüenzas y sin vergüenza que no dan tregua. Vale que te inspires en lo que te gusta, vale que renueves un diseño con tu propio estilo... pero yo ya estoy CANSADA de ver como al día siguiente de poner a la venta un producto artesano, con las horas de preparación y trabajo que llevan, con las vueltas que le damos hasta dar con el resultado final perfecto, tachán, copia al canto. 

Me he encontrado esta imagen por los círculos artesanos de Internet. Me ha parecido perfecta para ilustrar el proceso, por si todavía queda alguien que no lo pille. Y si alguno se da por aludido, ya sabes, me plagias, nos jodes.